Nace en Santiago de Chile el 15 de noviembre de 1961, chileno-guatemalteco, reside muchos años en Europa y vive actualmente en Guatemala. Pintor de oficio y diseñador digital, su obra ha sido premiada en Florencia, Roma y Guatemala. Su carrera lo ha llevado a exponer en Francia, Suiza, Italia, España, Chile y Estados Unidos.
Sus obras evidencian un particular modo de ver el mundo y su visión interior que resulta visceral algunas veces y que habla de un inextinguible ritmo propio de sintaxis diáfana, con indecisiones y arrepentimientos, que nos permite percibir una intimidad, un solo sentir, para acercarnos, para sentirnos más humanos, más viejos, nuevos y renovados. Sus obras encuentran en muchas colecciones privadas de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Entre 1982 y 1986 exhibió únicamente en Europa, siendo becado realizó estudios superiores en la Academia de Bellas Artes de Florencia, Italia, donde obtuvo una Licenciatura en Bellas Artes (1986) y una Maestría en Restauración de Obras de Arte en la Universidad Internacional del Arte, Florencia, Italia -UIA-(1987). Realizó estudios previos de arquitectura en la Universidad Rafael Landívar en Guatemala (1979-81).
Una parte importante de su trabajo es la pasión por la enseñanza de las artes plásticas, la historia del arte, los avances en tecnología digital. Así, durante estos 10 últimos años realiza capacitaciones, talleres y cursos en Guatemala y Europa. Después de estar inmerso por 9 años en el mundo digital, lo asimila, se compenetra con él, lo matiza, lo explota, a través del color resuelve formas, estratos pictóricos y trasparencias, lo difumina y desarrolla hasta llegar a la forma.
Su propuesta pictórica con manchas y figuras que se van entrelazando y expandiéndose diáfanamente, con diluida nostalgia, despaisamiento total con mucha libertad y una ligera sensualidad musical, en ambientes etéreos, llenos de luces, colores y contrastantes, concebidas para operar minuciosamente en un mundo sensorial, inteligente y humanista en una relación entre la imaginación y la sensibilidad. Llena de fuerzas y tensiones y con mayor énfasis entre la dinámica de los colores, es una obra que trata de comprender la iluminación a través del color y trata de apropiarse de estos matices.
Se palpa su devoción a los materiales, la evolución de su labor no sólo como diseñador digital sino como pintor de la materia, cuyos valores plásticos alcanzan una intención que no es inocente, con una proyección profundamente humana, universal. Irradia certeza formal y el amor al oficio, se olvida de equivocarse, de ser actual o contemporáneo. Las desproporciones espaciales son una arquitectura plástica del manejo del espacio y el color, colorista e iluminado, con detalles de destellos, luz que se precipita y se amalgama a una serie de juegos de tonalidades, en contrastes de manchas oscuras, violetas, púrpuras y azules, tierras que se esconden en las nubes de su inspiración.
Cuerpos engendrados del caos de la materia y la energía, casi ocultos, boceteados, referidos a un momento pictórico emocional, acercándose al hemisferio femenino. Nos hace levitar en una totalidad orgánica, con delicadeza nos transporta al material donde emergen suavemente enlaces afectivos a través del color.
Es también realidad y ensueño, argumento imaginativo con gran condición humana. Su temática busca un mundo inteligente, el destino de la humanidad, se recrea en él y en él reside, apartado de conceptos e ideologías, con memoria transfigurada. Toma el camino de la plástica a muy temprana edad, autodidacta, medio arquitecto, hasta llegar a sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Florencia en Italia, en donde pasa de lo académico al hiperrealismo , de lo concreto a lo ilusorio, de lo real a lo virtual. No transciende sino crea una poesía inédita, actual, con miedo, con ternura, con fuerza tonal en los colores, una historia de la relación misma entre el artista y su sentir, mimético y extremadamente interno.
Pinta con una placidez alerta, hay tormento y sufrimiento entre líneas, y hay un artista conmovido por el hombre y su humanidad de esta época. Representa la el momento con veladuras que confunden la exquisitez de lo voluptuoso y emocional, la vivencia con la carne, lo sensual con lo inadvertido. Es como si nos quisiera enfrentar al sonido de esta vida, de este mundo, de este planeta; lo acelera y lo diluye como si quisiera que escuchemos el ritmo de nuestro planeta, y el de nuestro corazón, en sintonía con lo demás.